lunes, 26 de febrero de 2007

Lección mórbida


En Benicassim, todos los veranos pasábamos dos meses de vacaciones.
Allí descubrí que los reyes eran los padres de mi amigo (!que casualidad!) o que si meabas durante todo un mes en el mismo hormiguero creyendo ser Galactus devorador de planetas no ocurría nada , las hormigas seguían construyendo su universo de mini basura.
Buenos tiempos de Fanta de un litro en cristal y sobres de soldaditos... Hasta que llegó él.
El padre de "el joyero" ceñudo ser de manos regordetas y mirada torva y profunda.
Siempre me dio mala espina y yo le huía en cuanto le veía aparecer por la entrada de los "Apartamentos Montornés".
Una tarde de resol, un coche negro y grande atropelló a un gato en medio de la carretera que nos separaba de la playa.
Entre maullidos, aullidos, clamores y rugidos; entre estertores y jadeos el gato la diñaba retorciéndose hasta quebrarse entero.
Mi reacción primigenia fue de escapar. Aunque no me importa sentirlo, me repugna la visión del dolor, de la sangre y sobre todo de la muerte.
Y sentí la mano del hombre ceñudo sujetándome con firmeza el hombro y su voz baja murmurándome al oído - mira cómo se retuerce: el jodido, está muriéndose-
Me quedé mirando hasta el final y corriendo me lavé las manos esperando ver a mi padre para acosarle con un millón de preguntas sobre la muerte y el sufrimiento; después pausadamente y perdido en reflexiones me comí un bocadillo gigante de chorizo Revilla con mantequilla.
Señor ceñudo es usted un HIJO DE PUTA, lo único bueno que tuvo su sádica lección de vida es que las hormigas de los "Apartamentos Montornés" pudieron descansar libres de inundaciones ese verano.

No hay comentarios: